15 de febrero de 2010

El amor y la sierra



Cabalgaba por agria serranía,
una tarde, entre roca cenicienta.
El plomizo balón de la tormenta
de monte en monte rebotar se oía.

Súbito, al vivo resplandor del rayo ,
se encabritó, bajó de un alto pino,
al borde de la peña, su caballo.
A dura rienda le tornó al camino.


Y hubo visto la nube desgarrada,

y, dentro, la afilada crestería
de otra sierra más tenue y levantada
-relámpago de piedra parecía-.
¿Y vio el rostro de Dios?
Vio el de su amada.

Gritó: ¡Morir en esta sierra fría!


Antonio Machado, de Sevilla.






El poema me ha gustado, porque al leerme me ha parecido que se refería a la Peña de los Enamorados.
Y también porque me ha llegado al corazón.

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